METODOLOGÍA EN LA TRADUCCIÓN DE UN TEXTO MÉDICO: EL EJEMPLO DE LAS ALERGIAS
Desde el punto de vista profesional, los lenguajes especializados han alcanzado en los últimos años, dentro de los estudios de traducción, una importancia tal que, cada vez más, la formación de un traductor ha de dirigirse fundamentalmente a la especialización en uno de ellos (idealmente en más de uno). Centrémonos en el lenguaje médico, un lenguaje que ciertamente produce un gran volumen de textos a traducir.
Una pregunta que se oye con cierta frecuencia en los congresos y mesas redondas sobre la traducción de los lenguajes especializados es: ¿hay que ser traductor o médico, jurista, economista, etc. para poder traducir un texto de contenido médico, jurídico o económico, por citar algunos ejemplos? La respuesta suele ser una amalgama de ambas posibilidades. Ahora bien, un traductor ha de tener, sin duda, un conocimiento lingüístico mayor al de cualquier especialista. ¿Y dónde queda entonces el contenido conceptual del texto? ¿Cómo se puede formar a un traductor para que éste pueda llevar a cabo una traducción satisfactoria de un texto especializado en medicina, una ciencia que sigue siendo hoy en día la que más años de aprendizaje supone?
El traductor de un texto médico no ha de ser necesariamente un médico (o, al menos, debemos arroparnos en esta idea si queremos mejorar y ampliar el mercado de trabajo). Lo que este traductor ha de desarrollar es una metodología clara que le permita afrontar una traducción de cualquier nivel de dificultad con un sistema claro, rápido y, ante todo, que produzca un resultado de calidad. Debe, así pues, adquirir un conocimiento básico del campo de especialidad (recordemos aquí que en la materia que nos ocupa, la medicina, se centrará la atención en un solo tema, puesto que la especialización comienza precisamente en cada submateria y no en la ciencia en general). Para ello, será necesario adquirir la terminología y fraseología propias de ese campo, tanto en la lengua origen como en la lengua meta. Esta primera fase de acercamiento al campo de especialidad no es en absoluta trivial y de ella depende en gran medida el éxito de la versión final.
Así pues, lo que en esta comunicación se propone no es sino un modelo de trabajo para afrontar, en el escaso tiempo de maniobra que el mercado permite tener al traductor, una traducción de calidad. Esta metodología vendrá ilustrada con ejemplos que se centran únicamente en el campo de la alergología e inmunología. Se pretende demostrar que, mediante la inversión de una buena parte del tiempo total del que se dispone para traducir en una primera fase de acercamiento a la especialidad correspondiente, se logra en gran medida subsanar los errores que suelen producirse en una traducción especializada llevada a cabo por traductores legos en la especialidad.